No voy a negarlo: trabajar en una librería tiene sus ventajas. No mucha gente tiene la oportunidad de trabajar en algo que le gusta. A mí me gusta leer, me gustan los libros y me gusta la gente. Y mi trabajo es una mezcla de estas tres cosas.
Vale, todo esto está muy bien, pero ser librera también presenta algún que otro inconveniente. El mayor de ello es que, como no controles la adquisición de libros para tu biblioteca personal, puede ser una autentica ruina. Nunca tienes suficiente con los libros, estás continuamente adquiriendo obras nuevas y al tenerlos tan a mano es difícil resistirse.
Esta es mi última adquisición.
Es un libro lleno de relatos ingeniosos y divertidos. Historias cuyo denominador común es, como podéis imaginar, los besos.
Aborda diferentes aspectos de la cuestión: el beso tímido, el beso más largo, de qué huyen los besos... y el que más me gusta:
"CÓMO SE COCINAN LOS BESOS"
Para cocinar un beso hace falta una cocina alegre que huela a limpio, cantar un poco.
Que tenga los muebles más o menos ordenados
para que así quepan más sorpresas y desorden, y cajones
secretos que contengan tipos distintos de amor, de mil sabores,
además de frascos, especias orientales, pucheros y cucharas.
¡Ah!, y las ventanas abiertas: algo de aire o mirar
un trozo de cielo favorecen la sensación de libertad.
Escuchad las sartenes mientras fríen,
tenedores y cuchillos que se ríen haciendo esgrima en los morteros,
ollas exprés que silban fuerte cuando el beso ya está listo
para ser dado o recibido:
- ¡QUE APROVECHE! -gritan a besucones y besuqueados.
- ¡SALUD! - brindan copas y vasos.
Los besos deben ser preferiblemente sinceros y de temporada,
que potencien el sabor y la textura del afecto.
Y para que no quede un beso crudo,
Bechamel pide paciencia,
pues todo a fuego lento gana en sabor y aroma.
Se recomienda un sorbete de limón
para digerir los empachos
que provoca lo cursi y rebozado.
Y para engañar al estómago cuando hay hambre,
se permite picotear de la memoria los besos que alguna vez fueron
y de la imaginación los besos que serán (o tal vez no).
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Seguro que Chus sabe cocinar besos.
Chus es una profe de primaria súper cariñosa y muy sensible. Cada día les da un beso cuando se marchan a casa, además de algún que otro trozo de chocolate a escondidas.
Zene, su compañera de trabajo, se pone en contacto conmigo porque quiere sorprenderla con una de mis tartas y este este es el resultado:
Empecé preparando una pizarra con fondant negro y marrón que completé con unas tizas y un borrador.
Continué modelando dos niños y una niña vestidos con el uniforme del cole donde Chus trabaja.
Seguidamente moldeé una muñequita que tuviese cosas en común con ella: su peinado, sus gafas, la tableta de chocolate entre sus manos...
Y terminé con una nota escrita en tinta comestible donde se especificaba las partes de las que está compuesta una profesora:
- Boca para sonreír y dar besos a sus chicos.
- Manos para ayudar, abrazar y dar chocolate a los alumnos...
En el momento de la entrega Zene se emocionó y yo me emocioné con ella. Siempre me pregunto por qué ocurren estas cosas si es sólo una tarta, una amiga mía dice que es porque trabajo con emoción y eso se transmite en mis dulces. Puede ser…
Cuánto me acuerdo de la librería..............y de los libreros...... veo los dulces que haces......no me olvido de vosotros. Espero ir a veros pronto!, mientras me relamo con las imágenes y tomo nota de los libros. Besos, Mª José
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