"Escribir es representar las palabras o las ideas con letras u otros signos trazados en papel u otras superficies".
A que parece fácil, pues nada, eso voy hacer: ¡Voy a escribir!
Primero me aseguro de que el resto de la familia esté ocupada, así durante un rato podré estar totalmente concentrada.
Cojo mi cuaderno rojo de escritura, un boli bic azul y el portátil.
Voy hacia mi rincón preferido de la casa, por supuesto la cocina. Me preparo una taza de té verde (dicen que despeja la mente); me acomodo en una silla cerca del radiador, enciendo el portátil y abro el cuaderno.
Respiro hondo, apoyo la punta del boli sobre una hoja de cuadros y dejo que mis ideas se plasmen en el papel. Mi mano empieza a moverse deslizándose lentamente por la hoja, siento cómo la punta del boli roza el papel, comienzo a ver el trazo de tinta azul sobre la hoja, pero paro al observar que de mi trazo sale esto:
Me ha vuelto a pasar: TENGO LA MENTE EN BLANCO.
Seguro que a Carlos esto no le pasa.
Carlos es un apasionado de la escritura, escribe desde que era un niño. Dentro de unos días va a ser su cumpleaños y su familia quiere sorprenderle con una de mis tartas, el tema elegido, por supuesto, será la escritura.
Merche, su mujer, y Laura, su hija, lo tienen claro, quieren que haga un libro-tarta que reproduzca una de las obras de Carlos, y este ha sido el resultado:
Cuando Carlos está en casa siempre escribe acompañándose de una taza de té. Por ello elaboro otra tarta pequeña de vainilla, chocolate y nueces con forma de taza. Ya tenemos su libro y su taza de té, pero para escribir seguro que necesita un boli, así que modelo uno con fondant. Termino la decoración de la tarta añadiendo un mensaje cariñoso de su mujer y su hija (por supuesto, comestible, como el resto del pastel).
¡Esperamos que le guste!
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